Un vuelo de la aerolínea KLM que partía del aeropuerto de Guarulhos (São Paulo) con destino a Ámsterdam vivió momentos de tensión el pasado martes 5 de julio, cuando un cargador portátil (power bank) se incendió dentro de la mochila de un pasajero. El incidente ocurrió mientras la aeronave sobrevolaba el Océano Atlántico, cerca de la Isla de Madeira, aproximadamente cuatro horas antes del aterrizaje.
Según testigos, el fuego provocó una densa columna de humo y un fuerte olor en la cabina, lo que generó pánico entre los pasajeros. Algunos comenzaron a gritar al notar la presencia del humo. Sin embargo, la rápida intervención de la tripulación evitó que la situación se agravara. Los comisarios de a bordo actuaron con celeridad, utilizando extintores para apagar el fuego y aplicando los protocolos de seguridad correspondientes.
Una pasajera brasileña relató al medio UOL que, a pesar del susto, la reacción de la tripulación fue ejemplar: “Las azafatas llegaron corriendo con extintores. Fueron muy rápidas y estaban bien equipadas. Nadie se sintió mal”. Gracias al sistema de ventilación del avión, la cabina fue despejada del humo en poco tiempo y el vuelo pudo continuar sin más inconvenientes hasta el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam.
La aerolínea KLM confirmó el incidente a través de un comunicado oficial, señalando que el sobrecalentamiento del cargador portátil fue el causante del humo, pero que la situación fue completamente controlada. Subrayaron que se tomaron todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y el bienestar de los pasajeros.
Este suceso vuelve a poner en evidencia los riesgos asociados al transporte de baterías de litio en vuelos comerciales. Las autoridades y aerolíneas insisten en la necesidad de seguir las recomendaciones sobre el uso y almacenamiento de dispositivos electrónicos durante el viaje, especialmente en lo que respecta a cargadores portátiles y otros aparatos con baterías de alta capacidad.


