En la madrugada del 21 de octubre del año pasado, la policía de Seattle respondió a una llamada de emergencia en una lujosa mansión de Fall City, Washington. Al llegar, encontraron una escena devastadora: cinco miembros de la familia Humiston —los padres, Mark y Sarah, y tres de sus hijos, Benjamin (13), Joshua (9) y Katheryn (7)— habían sido asesinados a tiros. Una hija de 11 años logró sobrevivir fingiendo estar muerta y escapando por una ventana, a pesar de estar herida.
El principal sospechoso es el hijo mayor, Andrew Jacob Humiston, de 15 años, quien fue detenido en el lugar. La defensa sostiene que el joven vivía bajo un régimen familiar extremadamente estricto y aislado, caracterizado por educación en casa (homeschooling), extremismo religioso y paranoia hacia el gobierno y las vacunas. Según el abogado defensor, los padres mantenían a los hijos prácticamente confinados, educándolos bajo ideologías de supervivencia.
Más de 100 testigos, entre vecinos y familiares, respaldan esta versión, describiendo a la familia como socialmente aislada y controladora. La abuela materna del acusado afirmó que Sarah, la madre, era abusiva y humillaba a los hijos, e incluso consideró denunciarla a las autoridades.
Sin embargo, algunas personas cercanas a la familia describen al adolescente como amable y devoto a sus padres, lo que complica aún más el caso. La investigación apunta a que el crimen fue premeditado: el joven habría disparado mientras sus familiares dormían, comprobado los pulsos de sus padres tras los disparos y luego intentado manipular la escena para culpar a uno de sus hermanos. Incluso llegó a llamar a la policía con una versión falsa de los hechos.
Andrew se enfrenta a cinco cargos de asesinato agravado en primer grado y uno por intento de homicidio. La fiscalía lo considera una amenaza para la comunidad, mientras que la defensa argumenta que no tiene antecedentes penales y que actuó como resultado de un entorno familiar opresivo. El proceso judicial continúa, sacando a la luz los oscuros secretos ocultos tras las paredes de una aparente vida perfecta.