Diagnosticada con neuralgia del trigémino, una afección neurológica rara y extremadamente dolorosa, Carolina Arruda, de 28 años, natural de Minas Gerais (Brasil), se someterá a un nuevo intento de tratamiento el próximo 13 de agosto. Será ingresada en la Unidad de Terapia Intensiva de la Santa Casa de Alfenas, en el sur de Minas Gerais, donde será puesta en coma inducido y entubada durante un máximo de cinco días.
++ Niño con síndrome raro se somete a cirugía reconstructiva y el resultado es impresionante
El procedimiento, realizado por el Sistema Único de Salud (SUS), forma parte de un protocolo clínico en desarrollo por el Centro de Dolor de Santa Casa. El objetivo es intentar un alivio temporal para pacientes considerados refractarios, como es el caso de Carolina, que lleva más de una década conviviendo con dolores incapacitantes.
Según los médicos, la propuesta es suspender los medicamentos durante el coma para intentar «reiniciar» los receptores cerebrales del dolor, que han dejado de responder a lo largo de los años. La neuralgia del trigémino afecta a menos del 0,3 % de la población mundial, pero el caso de Carolina es aún más raro: siente dolor en ambos lados de la cara y de forma continua.
++ Perro anciano «elige» a una niña en una feria de adopción y gana una nueva familia
“Ni durmiendo. Ni con los ojos cerrados. Ni con medicamentos. Ni abriéndome el cráneo”, describió Carolina en una entrevista con g1.
La joven toma más de 12 medicamentos solo para dormir, pero aun así sufre largos periodos de insomnio debido al dolor. “En los últimos días llevo casi 70 horas despierta. El cuerpo no descansa, el cerebro no descansa y acaba produciendo mucha hormona neuroestimulante que empeora el dolor”, contó.
El médico responsable del caso, Carlos Marcelo Barros, insiste en que el coma inducido es una medida paliativa. “El objetivo principal es dar alivio a los pacientes altamente refractarios. Se trata de una alternativa aún en estudio”, explicó.
Carolina, que ya se ha sometido a seis cirugías sin resultado, ve el procedimiento como una pausa temporal en el sufrimiento. “Soy consciente de que no es para siempre, pero acaba dando un poco más de consuelo. Si sale bien, tal vez pueda hacerlo dos veces al año, solo como medida paliativa”, afirmó.
“Es muy cruel tener que aceptar estar totalmente sedada solo para intentar escapar de este sufrimiento durante unos días. Pero cuando se vive con un dolor que nunca desaparece, cualquier oportunidad de paz ya parece un alivio. Aunque sea así: borrar todo por un tiempo”, concluyó.