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Ciego desde su nacimiento, un niño de 4 años recupera parte de la visión tras un innovador tratamiento en Tailandia

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Miguel Tavares Oliveira, de 4 años, nació ciego debido a una hipoplasia bilateral del nervio óptico, una afección que impide el desarrollo adecuado del nervio responsable de la visión. Pero ahora, gracias a un tratamiento inédito en Tailandia, parte de lo que parecía imposible ha comenzado a cambiar: el pequeño ya ve luces y siluetas, y el progreso no debería detenerse ahí.

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Maria Luiza Tavares Vanderley, de 27 años, madre de Miguel, contó que descubrir la afección de su hijo fue un shock. “Fue como vivir un duelo, sentí que lo había perdido. Me sentí completamente desorientada y sin rumbo. Durante un mes, mi marido y yo no hablamos con nadie. Ni siquiera en casa podíamos hablar del tema”, recordó en una conversación con Crescer.

La familia encontró esperanza después de escuchar el relato de otra madre que llevó a su hija al mismo tratamiento con células madre en Tailandia. Planearon el viaje y partieron en febrero. “Es un tratamiento con células madre, que ayudan al nervio óptico a regenerarse. En el caso de Miguel, el nervio no se desarrolló como debía, es pequeño. Recibió ocho bolsas con millones de células, que se le administraron por pulsación lumbar e intravenosa”, explicó.

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Desde los primeros días, Miguel comenzó a notar cambios. “Como nunca había visto nada, estaba un poco confundido, pero pronto comprendió que estaba viendo las luces con sus ojitos, porque hasta entonces le habíamos enseñado que «ve» como sus manitas”, contó Maria Luiza. “Para mí, cada pequeño avance es muy emocionante, me hace llorar. Miguel todavía está viviendo el proceso, pero cada paso de este viaje es una victoria”, añade.

De vuelta en Brasil desde marzo, Miguel sigue en seguimiento. “Hoy, casi tres meses después del tratamiento, que es a largo plazo, de seis meses o más, cada día evoluciona más visualmente. Ya puede ver el sol, las sombras, las luces y está empezando a ver siluetas”, explicó la madre.

La familia mantiene la rutina de terapias semanales y una dieta especial. “Estamos siguiendo una dieta sin azúcar y con terapias de estimulación visual para que las células sigan evolucionando. Las realizan terapeutas ocupacionales una vez a la semana”, dijo Maria Luiza.

De cara al futuro, piensan en volver a Tailandia. “Todo depende de su organismo, pero esperamos que tenga un campo visual más amplio”, declaró.

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