El sirio Jad, que nació con síndrome de Down, ha emocionado a las redes sociales con su historia de superación. Durante años, se enfrentó a los prejuicios y retos impuestos por su discapacidad para garantizar la educación de su hijo, Sader, licenciado en Odontología.
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Sader, el único hijo de Jad, recibió desde pequeño todo el apoyo de su padre, que se dedicó a criarlo con cariño y responsabilidad. A pesar de las miradas críticas y la discriminación, Jad nunca dejó que su condición interfiriera en su papel de educador.
“Su infancia fue como la de cualquier otro niño. Siempre quise que tuviera oportunidades y una vida digna”, dice el padre, reconocido por su comunidad como un ejemplo de perseverancia y amor.
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Sader, por su parte, cuenta que sufrió comentarios desagradables de compañeros por la discapacidad de su padre, pero nunca se avergonzó. Al contrario, siempre se sintió orgullosa de la historia que construyó junto a él.
“Si hoy soy dentista es porque mi padre creyó en mí desde el principio”, afirma.