Iñaxi Lasa, una mujer española de 101 años, se ha convertido en un símbolo de vitalidad y longevidad. A pesar de haber vivido eventos tan duros como la Segunda Guerra Mundial, superar un cáncer de mama y sufrir dos fracturas de cadera, mantiene una rutina activa que incluye visitas regulares al gimnasio. Su secreto, según cuenta, radica en dos pilares fundamentales: una alimentación saludable y el ejercicio físico.
Conocida como la “abuela culturista”, Iñaxi comenzó a entrenar a los 94 años, motivada por un hallazgo fortuito: una tarjeta de gimnasio olvidada por su cuidadora. Desde entonces, entrena junto a su hijo Iñaki, de 63 años, y afirma que el ejercicio transformó su vida. Incluso tras haber sido sometida a una cirugía de glaucoma, sufrir degeneración de retina e ingresar en el hospital por Covid-19, no ha abandonado su rutina.
En cuanto a su dieta, Iñaxi ha eliminado completamente la harina y el azúcar, dos ingredientes que considera perjudiciales para una vida longeva. En su lugar, prioriza alimentos como aceite de oliva, vegetales, legumbres y carnes blancas, como el pollo. En una entrevista con el diario británico Daily Star, subrayó que tan importante como mantenerse en movimiento es cuidar lo que se come.
Expertos en salud respaldan su estilo de vida: estudios indican que entre 30 y 60 minutos semanales de ejercicios de fuerza pueden reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer, además de mejorar el estado de ánimo, el sueño y la salud ósea y muscular. Comenzar a hacer ejercicio en la tercera edad sigue siendo beneficioso, ya que ayuda a contrarrestar la pérdida natural de masa muscular que comienza a los 30 años.
Iñaxi Lasa demuestra que nunca es tarde para adoptar hábitos saludables y que la constancia, junto con una dieta equilibrada, puede marcar la diferencia en la calidad y duración de la vida.


