Dmitry Nuyanzin, un influencer ruso de 30 años, falleció tras someterse a un experimento extremo con su cuerpo como parte de una estrategia de marketing para promocionar su curso de pérdida de peso. Su plan consistía en ganar peso rápidamente mediante una dieta altamente calórica y luego perderlo en tiempo récord, documentando todo el proceso en redes sociales, donde acumulaba más de 43.000 seguidores.
Durante varias semanas, Dmitry consumió aproximadamente 10.000 calorías al día, ingiriendo alimentos como pizzas enteras, hamburguesas, bollos con mayonesa, pasteles y dulces. En uno de sus vídeos, describió su desayuno como “un plato lleno de dulces y medio pastel”, seguido por un almuerzo de casi un kilo de bollos con mayonesa, y cenas compuestas por dos pizzas pequeñas o hamburguesas.
El influencer inició el reto con algo más de 92 kg y, en pocas semanas, alcanzó los 105 kg. Aunque había anunciado premios y recompensas económicas para los participantes de su curso que lograran perder el 10% de su peso corporal antes de fin de año, su repentino aumento de peso preocupó a amigos y seguidores. Dmitry había reportado malestar físico y cancelado entrenamientos, afirmando que acudiría al médico, pero no llegó a hacerlo.
Finalmente, falleció mientras dormía debido a una insuficiencia cardíaca. La noticia conmocionó a muchos, especialmente porque Dmitry tenía formación en educación física y deportes de alto rendimiento. Su última publicación en redes sociales lo mostraba comiendo snacks y celebrando su aumento de peso con la frase: “Quise y lo logré”.
El caso ha reavivado el debate sobre los peligros de las dietas extremas y los cambios corporales forzados en cortos periodos de tiempo, especialmente cuando se realizan sin supervisión médica y con fines promocionales.


