Lauren Carson, una británica de 31 años, vivió una experiencia cercana a la muerte tras desarrollar una infección urinaria que derivó en una infección generalizada. Activa físicamente y aficionada al yoga, pilates y running, Lauren comenzó a sentir fuertes dolores de espalda y dificultad para caminar durante unas vacaciones en Mallorca, España. Inicialmente, pensó que los síntomas se debían al calor o al ejercicio, pero al regresar a Belfast, Irlanda del Norte, su estado empeoró drásticamente.
Después de contactar a su médico el 22 de agosto, fue enviada de urgencia al hospital, donde los exámenes revelaron la presencia de piedras en los riñones y una infección en la sangre que había evolucionado a un choque séptico, una condición potencialmente mortal. Los médicos le advirtieron que, sin una cirugía inmediata, le quedaban solo 24 horas de vida.
Lauren fue operada de emergencia en el Hospital Royal Victoria y permaneció hospitalizada durante cinco días. Aunque la intervención le salvó la vida, sufrió una pérdida parcial de movilidad y aún experimenta síntomas recurrentes. La joven relata que ya no puede caminar largas distancias ni retomar sus actividades físicas habituales.
Ahora, Lauren utiliza su experiencia para concienciar a otras mujeres sobre los riesgos de ignorar una infección urinaria. Advierte que si los antibióticos no surten efecto en tres días, es crucial buscar atención médica. Subraya que, aunque comunes, estas infecciones pueden ser mortales si no se tratan adecuadamente.


