Jordan Wilson, una joven de 29 años de Tampa, Florida, vive una compleja recuperación tres años después de sufrir un violento ataque de perro que le arrancó la nariz. El incidente ocurrió mientras visitaba al hermano de su prometido y jugaba con dos perros, un labrador y un boerboel. Este último la atacó repentinamente y, al ser retirado por su dueño, le arrancó parte del rostro.
Tras ser trasladada de urgencia al hospital, fue atendida por un equipo especializado en cirugía plástica. El tratamiento inicial consistió en limpiar la herida, colocar una cobertura protectora y stents nasales para mantener abiertas las vías respiratorias.
La reconstrucción comenzó con la implantación de un expansor de tejido en la frente, que permitió obtener suficiente piel para formar un nuevo apéndice nasal. Posteriormente, se realizó un procedimiento complejo llamado “forehead flap”, donde se utilizó piel de la frente conectada a una vena principal para moldear la nueva nariz. Para la estructura interna, se emplearon injertos de cartílago extraídos de sus costillas y oreja.
Durante seis meses, la piel de la frente permaneció unida a la nueva estructura nasal hasta que fue separada. A partir de ese momento, Jordan se sometió a nuevas cirugías de revisión para mejorar la simetría y corregir las cicatrices. Hasta la fecha, ha pasado por más de cinco intervenciones, incluyendo otro proceso de expansión de piel para cerrar una cicatriz de unos 10 cm en la frente.
Jordan describe su proceso como “largo y agotador”, pero también transformador. Afirma que ha aprendido a aceptar cada versión de su rostro y a tener paciencia con el proceso. Además, ha encontrado fortaleza compartiendo su historia en redes sociales, donde inspira a otras personas que han vivido traumas similares.
Su próxima cirugía está programada para finales de octubre, cuando se retirarán los expansores y se realizarán nuevos ajustes estéticos. A pesar de los desafíos, Jordan sigue adelante con resiliencia y esperanza.
