Elon Musk a conseguido materializar su visión urbanística en el sur texano, sede de sus operaciones espaciales. El pasado sábado, los residentes locales —mayoritariamente empleados de SpaceX— aprobaron de manera abrumadora la constitución oficial de Starbase como entidad municipal autónoma, con un resultado que no deja lugar a dudas: 212 votos a favor frente a apenas 6 en contra.
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Esta victoria electoral representa un logro personal para el controvertido empresario, quien celebró inmediatamente el resultado a través de su plataforma social X. La nueva ciudad alberga las instalaciones de lanzamiento del ambicioso programa espacial que mantiene contratos con la NASA y el Departamento de Defensa estadounidense.
A pesar del amplio respaldo institucional que recibe SpaceX por su impacto económico en la región, la creación de este municipio ha generado significativas críticas entre diversos sectores. Los detractores temen que esta medida otorgue a Musk un control desproporcionado sobre territorios de uso público, incluyendo una playa popular y un parque estatal frecuentados por generaciones de habitantes locales.
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Las autoridades de SpaceX buscan expandir Starbase como comunidad integral mientras solicitan permiso para multiplicar por cinco sus operaciones de lanzamiento. Para muchos residentes históricos de la región, esta expansión amenaza no sólo su acceso a espacios naturales sino también lugares considerados sagrados por las comunidades indígenas originarias.


