El diagnóstico de autismo puede percibirse en la infancia, pero en otros casos también se advierte en la edad adulta. A pesar de las dificultades que entraña esta afección, hay personas que pasan por la vida sin darse cuenta de que pueden recibir un diagnóstico tardío.
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A menudo, los síntomas son sutiles y acaban siendo ignorados o confundidos con rasgos de personalidad o comportamientos comunes. Algunos de ellos puedes conocerlos a continuación:
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- Ecolalia: La persona autista repite palabras, frases o sonidos que oye, ya sea inmediatamente después de escucharlos (ecolalia inmediata) o pasado un tiempo (ecolalia retardada). Algunos individuos utilizan la repetición de palabras para procesar la información y comprender mejor lo que se ha dicho. Otros repiten sonidos o palabras para calmarse y regular sus emociones.
- Agotamiento social: El cansancio y la sobrecarga en el entorno social, que pueden caracterizarse como agotamiento, también pueden ser signos de autismo. Es habitual que los autistas se sientan agotados después de interactuar en un entorno ajetreado y quieran aislarse para recargar las pilas.
- Ingenuidad: Las personas con trastorno autista también pueden tener dificultades para comprender las intenciones de los demás o interpretar las normas sociales y las señales no verbales.
- Comunicación: Los autistas también tienen tendencia a ser sinceros y directos en su comunicación, lo que puede ser interpretado como ingenuidad o frialdad por personas más complejas.
