En la provincia de Chiba, Japón, un multimillonario japonés ha construido un exclusivo autódromo privado con vistas panorámicas al Monte Fuji y la Bahía de Tokio. Bautizado como Magarigawa Club, el complejo fue concebido inicialmente como un espacio de ocio para que el empresario, su esposa e hijos pudieran disfrutar de sus superdeportivos. La inversión total en el proyecto alcanzó los 200 millones de dólares, lo que equivale a aproximadamente 185 millones de euros.
El circuito, de 3,5 kilómetros de longitud, fue diseñado por Hermann Tilke, reconocido arquitecto responsable de varios trazados de Fórmula 1. Cuenta con 22 curvas, una recta de 800 metros y notables variaciones de elevación, lo que lo convierte en un recorrido técnico y emocionante para la conducción de alto rendimiento.
Aunque originalmente fue creado para uso familiar, el espacio evolucionó hasta convertirse en un club privado de acceso restringido. Además del circuito, el Magarigawa Club ofrece una infraestructura de lujo que incluye resort, senderos naturales, áreas de juegos infantiles y servicios especializados para el mantenimiento de vehículos de alta gama.
El trazado parte directamente de la residencia del propietario y se adentra en las montañas cercanas. Entre los modelos que ya han rodado por el circuito figuran joyas automovilísticas como el Lamborghini Revuelto, el Aston Martin Valkyrie AMR Pro y el Apollo Evo, lo que refuerza su estatus como lugar de culto para aficionados y coleccionistas.
Para formar parte del club, es necesario abonar una cuota anual de 230.000 dólares, lo que equivale a unos 213.000 euros, consolidando así su carácter exclusivo y elitista. La propuesta combina velocidad, lujo y privacidad en un entorno natural privilegiado, pensado para familias apasionadas por el motor.
