Los precios en España registraron un aumento del 3% en febrero respecto al mismo mes del año anterior, según el primer estimado del Instituto Nacional de Estadística (NSI). Este es el incremento más elevado desde junio pasado y, de confirmarse, elevaría la tasa anual de inflación a un 3.0%, 0.1 puntos por encima del 2.9% observado en enero. Asimismo, la inflación armonizada a nivel de la UE para febrero se situó en un 2.9%, ligeramente superior a lo esperado.
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El encarecimiento de la vida cotidiana se debe principalmente a un repunte en los precios de la electricidad, que ha revertido la disminución registrada en febrero del año anterior. En contraste, los combustibles y aceites para vehículos particulares mostraron un incremento más moderado, lo que ha ayudado a contrarrestar parcialmente el fuerte impacto del alza eléctrica en el conjunto del índice energético.
Por otro lado, la inflación subyacente –excluyendo alimentos y energía– se desaceleró hasta el 2.1%, la cifra más baja desde diciembre de 2021 y inferior al 2.4% registrado el mes anterior. Este comportamiento sugiere que, a pesar de los reajustes en sectores volátiles, los precios básicos muestran signos de estabilización.
En términos mensuales, el índice de precios subió un 0.4% en febrero, superando ligeramente las expectativas del mercado y manteniéndose acorde con los datos armonizados a nivel europeo. No obstante, la inflación en España continúa siendo algo superior al promedio de la zona euro, que se situó en el 2.5% en enero de 2025, frente al 2.4% de diciembre de 2024. Esta tendencia alcista se refleja en el cuarto dato consecutivo que evidencia un repunte en los precios.
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A pesar de las declaraciones optimistas de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, quien afirmó que “la mayoría de las medidas indican que la inflación se está acercando de manera sostenida a nuestro objetivo”, crecen las inquietudes de que el BCE se verá limitado en su capacidad para reducir las tasas de interés si la inflación subyacente se mantiene por encima del 2%. Esta situación podría dificultar los esfuerzos por estimular la economía europea en un contexto de crecimiento moderado.