Arthur y Bernardo Lima, gemelos siameses de 5 años, protagonizaron un hito médico cuando los doctores los separaron con éxito con éxito tras nacer unidos por la cabeza. Los hermanos compartían parte del cerebro y una vena vital encargada de llevar la sangre al corazón. Tras años de hospitalización y nueve complejas intervenciones quirúrgicas, la separación definitiva se llevó a cabo con éxito en el Instituto Estatal del Cerebro Paulo Niemeyer de Río de Janeiro (Brasil), emocionando al equipo médico y al país con un resultado considerado un verdadero milagro.
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“Me emociono todos los días al ver que los dos están aquí. Los miro y me pongo a llorar”, dijo Adriely Lima, la madre de los gemelos, en una entrevista. Ella y su marido, Antônio Batista, salieron de Boa Vista, Roraima (Brasil), para seguir el complejo tratamiento de sus hijos. La rara enfermedad fue diagnosticada en la primera ecografía del embarazo, y la familia tuvo que trasladarse a Río de Janeiro, donde tendría lugar la atención prenatal y el parto.
El difícil escenario para la familia
Desde su nacimiento, Arthur y Bernardo han vivido entre el Centro de Cuidados Intensivos (CCI) del Instituto Nacional Fernandes Figueira de Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente, donde nacieron, y la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Instituto Estatal del Cerebro. Las expectativas sobre la supervivencia de los gemelos eran pesimistas desde el principio. “En el periodo prenatal, los médicos no daban muchas esperanzas de vida. Decían que quizá no sobrevivirían al parto o que sólo vivirían unas horas”, recuerda Adriely.
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Los gemelos fueron sometidos a nueve operaciones antes de ser finalmente separados. El neurocirujano Gabriel Mufarrej, que dirigió el equipo médico, destacó que el proceso fue extremadamente complejo y difícil, y lo consideró el mayor logro de su carrera. La primera operación, bautizada como la «cirugía del miedo», dio comienzo a una serie de procedimientos a intervalos de tres o cuatro meses, cuyo objetivo era desconectar las venas cerebrales de los niños poco a poco, permitiendo que el sistema circulatorio de cada uno se adaptara.
La penúltima operación de separación, realizada el 7 de junio, duró 13 horas. Dos días después, una última operación de 23 horas concluyó el proceso, y Arturo y Bernardo ya no eran uno. Según Mufarrej, sorprendentemente Arturo se recuperó primero, a pesar de ser considerado el gemelo más frágil. “Bernardo tardó un poco más, y fueron necesarias una serie de cirugías adicionales para reconstruir la piel de ambos”, explicó el médico.
El testimonio médico
Para el neurocirujano, el éxito de la separación fue un milagro: “Es una victoria para nuestro grupo y un gran logro personal». Esta cirugía estaba contraindicada por expertos internacionales, pero nosotros creíamos que era posible”, afirmó. Mufarrej destacó la fe y la persistencia de la madre, que dijo que no podía recuperar a sus hijos en su estado original. “Con la ayuda de Dios, lo conseguimos. Para mí, es un verdadero milagro”, concluyó.