
José Antonio Kast, recién electo presidente de Chile, tras su victoria con más del 58 % de los votos. (Foto: Instagram)
José Antonio Kast ha sido elegido presidente de Chile con más del 58 % de los votos, convirtiéndose en el mandatario más alineado con la derecha desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990. Su victoria representa un cambio ideológico significativo en el país, tras cuatro años de gobierno progresista liderado por Gabriel Boric. Kast, fundador del Partido Republicano, asumirá el cargo en marzo de 2026.
Su elección se enmarca en una tendencia regional de avance de gobiernos conservadores, como en Argentina con Javier Milei, El Salvador con Nayib Bukele y Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Aunque no todos estos gobiernos se identifican directamente con el trumpismo, comparten posturas soberanistas y críticas hacia el multilateralismo.
Entre sus principales promesas de campaña destacan el endurecimiento contra el crimen organizado, cierre de fronteras, expulsión de inmigrantes irregulares, flexibilización laboral, reducción de impuestos, recortes en el gasto público y la revocación de derechos reproductivos, incluyendo la prohibición del aborto legal y la píldora del día después.
En política exterior, se espera un giro pragmático y conservador. Temas como el feminismo, la protección ambiental y la cooperación multilateral perderán protagonismo, dando paso a una diplomacia más alineada con gobiernos de derecha. Kast ha mostrado afinidad ideológica con líderes como Milei, Bukele, Bolsonaro y Trump, y ha propuesto medidas inspiradas en el modelo de seguridad salvadoreño.
En materia migratoria, Kast planea crear un “corredor humanitario” para deportar inmigrantes, especialmente venezolanos, a quienes responsabiliza de la presión sobre los servicios públicos chilenos. También ha calificado al régimen de Nicolás Maduro como una “narcodictadura” y se mostró abierto a una posible intervención estadounidense en Venezuela, lo que ha generado tensiones diplomáticas, especialmente con Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro lo acusó de representar una extrema derecha con “rasgos fascistas”.
A pesar de su triunfo, Kast enfrentará un Congreso dividido, sin mayoría absoluta ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado, lo que le obligará a negociar con otras fuerzas políticas para avanzar en su agenda legislativa.


