Durante más de cuatro décadas, el caso de la desaparición de Michelle Newton, ocurrida en 1983 en Louisville, Kentucky, permaneció sin resolver. La niña, de apenas tres años, desapareció cuando su madre, Debra Newton, se adelantó con ella a Georgia, donde la familia planeaba establecerse. Su padre, Joseph Newton, al no encontrar a ninguna de las dos y tras varios intentos fallidos de contacto, denunció la desaparición, que fue clasificada como secuestro parental.
Debra fue incluida en la lista de personas más buscadas por el FBI, pero el caso fue archivado en el año 2000 por falta de avances. Michelle creció sin saber que era una persona desaparecida, viviendo bajo una identidad falsa proporcionada por su madre, quien adoptó el nombre de Sharon y se estableció en Marion, Florida, donde se casó de nuevo y se jubiló.
En 2016, gracias a la insistencia de un familiar y a la difusión de imágenes con envejecimiento facial, el caso fue reabierto. Una denuncia anónima llevó a las autoridades a localizar a madre e hija. Pruebas de ADN confirmaron sus identidades reales. Debra, ahora de 66 años, fue arrestada y trasladada a Kentucky para enfrentar cargos por secuestro, un delito que no prescribe en ese estado.
Michelle, actualmente de 46 años, quedó impactada al descubrir que su vida entera se basaba en una mentira. A pesar del shock, ha manifestado su intención de apoyar a ambos padres y trabajar en la reconstrucción de los lazos familiares. El reencuentro con su padre biológico, tras más de 40 años, ha sido un paso importante hacia la sanación emocional.
El caso ha generado gran repercusión en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha enfatizado la importancia de fortalecer los mecanismos de búsqueda de personas desaparecidas y ha elogiado el trabajo de las autoridades que lograron resolver este caso tras tantos años de incertidumbre.


