
Un buque de guerra taiwanés patrulla las aguas cercanas en una muestra de preparación militar. (Foto: Instagram)
El gobierno de los Estados Unidos, presidido por Donald Trump, aprobó este miércoles 17 de diciembre un paquete de venta de armas a Taiwán valorado en más de 11.100 millones de dólares (aproximadamente 10.220 millones de euros). Esta operación, considerada la mayor venta destinada a la isla, busca reforzar su capacidad de defensa en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas en Asia Oriental.
La Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa de EE.UU. (DSCA, por sus siglas en inglés) emitió ocho comunicados detallando los componentes del acuerdo, entre los que se incluyen obuses autopropulsados, sistemas de misiles guiados por cable, lanzadores de cohetes de alta movilidad, software táctico y servicios de comunicación militar. Según la DSCA, el objetivo es “mejorar la seguridad del destinatario y mantener la estabilidad política, el equilibrio militar y el progreso económico en la región”.
La venta se produce en un momento delicado, marcado por una escalada diplomática entre China y Japón. La primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, afirmó recientemente que su país respondería militarmente si China intentara tomar Taiwán por la fuerza, lo que provocó una fuerte reacción del gobierno chino, que exigió la retirada de dichas declaraciones.
Además, un día antes, Estados Unidos también aprobó una posible venta militar al Japón por un valor de 100,2 millones de dólares (unos 92 millones de euros), destinada al suministro de buques militares. Esta medida también busca fortalecer la capacidad defensiva japonesa ante amenazas emergentes.
En paralelo, la Casa Blanca presentó a principios de mes su nueva estrategia de seguridad nacional, en la que destaca como prioridad la prevención de conflictos militares, especialmente en torno a Taiwán. El documento oficial subraya la preocupación de Washington por la estabilidad en la región y afirma que el statu quo no debe ser alterado.
Estas acciones reflejan la intención de la administración Trump de consolidar alianzas en Asia y contener la influencia militar de China en el Pacífico.


