Matilda Poltavchenko, una niña de tan solo 10 años, ha sido identificada como una de las víctimas mortales de un atentado terrorista ocurrido durante una celebración de Hanukkah en Sídney, Australia, el pasado 14 de diciembre. El ataque, que ha conmocionado al país y generado repercusiones internacionales, dejó un saldo de 16 personas fallecidas.
Matilda participaba en el evento junto a familiares y amigos cuando fue alcanzada por el ataque. Su familia, visiblemente devastada, expresó su inmenso dolor en declaraciones públicas. Un pariente cercano afirmó: “No sé cómo sobrevivir a un dolor tan profundo”. La comunidad local se ha movilizado para apoyar a la familia, organizando una campaña de recaudación de fondos a través de la plataforma GoFundMe, que ha recibido numerosas muestras de solidaridad y apoyo.
Las autoridades australianas han clasificado el ataque como un acto de terrorismo y han intensificado las medidas de seguridad en eventos públicos y religiosos en todo el país. La investigación sigue en curso, y se espera que se tomen nuevas medidas para evitar futuras tragedias.
El Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, expresó su solidaridad con el pueblo australiano y con las familias de las víctimas. En un comunicado oficial, condenó enérgicamente el ataque y ofreció apoyo a las autoridades australianas en las investigaciones.
Matilda ha sido recordada por sus amigos y profesores como una niña alegre, generosa y querida por todos. Su muerte ha generado una ola de tristeza en la comunidad y ha reabierto el debate sobre la seguridad pública y la lucha contra el extremismo a nivel global.
Este trágico suceso ha puesto de nuevo en el centro del debate la necesidad de reforzar las políticas de prevención del terrorismo y de protección a los civiles, especialmente en contextos religiosos y festivos.
