En la remota ciudad de Eirunepé, en el interior del estado brasileño de Amazonas, un caso de negligencia médica ha causado conmoción nacional. El médico de guardia, Humberto Fuertes Estrada, fue arrestado tras no acudir a un parto urgente, a pesar de múltiples llamadas del equipo hospitalario. El facultativo apareció cinco horas más tarde, cuando ya era demasiado tarde: el recién nacido no sobrevivió.
La investigación de la Policía Federal reveló que el médico había sido convocado para asistir a una adolescente embarazada. Sin embargo, imágenes de cámaras de seguridad lo captaron en un bar, consumiendo bebidas alcohólicas durante el tiempo en que debía estar en el hospital. A pesar de conocer la urgencia del caso, ignoró los llamados del personal sanitario.
Esta omisión grave derivó en una orden de prisión preventiva por homicidio calificado. La Policía Federal lo localizó en Manaos, mientras utilizaba un cajero automático, y procedió a su detención. La comunidad local está consternada, no solo por la pérdida del bebé, sino por la conducta de quien tenía la responsabilidad de salvar vidas.
El caso ha reavivado el debate sobre la impunidad en el sistema de salud brasileño, especialmente en regiones alejadas donde las mujeres embarazadas dependen completamente de médicos de guardia. La tragedia pone de manifiesto fallos estructurales y la necesidad urgente de una mayor fiscalización y responsabilidad profesional.
Organizaciones defensoras de los derechos de los pacientes han subrayado que los profesionales sanitarios no están por encima de la ley. Cuando su negligencia pone en riesgo vidas, la justicia debe actuar con firmeza. Este caso se ha convertido en un símbolo de la lucha por una atención médica digna y responsable.
Mientras tanto, se hace un llamado a las gestantes y sus familias en todo el país a conocer sus derechos, exigir presencia médica y no aceptar menos del cuidado que merecen en uno de los momentos más vulnerables de sus vidas.
