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Joven queda paralítico tras consumir bebidas energéticas durante ocho años

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Un joven ruso de 22 años, identificado como Artyom, ha quedado paralítico de las piernas tras consumir bebidas energéticas de forma excesiva durante casi una década. El caso, que ha generado gran repercusión en medios internacionales y redes sociales, sirve como una advertencia sobre los peligros del consumo prolongado de estas sustancias.

Según testimonios, Artyom comenzó a ingerir bebidas energéticas en su adolescencia para mantenerse despierto durante largas sesiones de videojuegos en línea. Al principio bebía una lata diaria, pero con el tiempo su consumo aumentó a tres o más al día, muchas veces en ayunas.

En 2025, fue hospitalizado de urgencia tras sufrir fuertes dolores abdominales, vómitos y náuseas. Los exámenes médicos revelaron una pancreatitis aguda, una inflamación grave del páncreas. Su estado se agravó rápidamente, desarrollando un quiste pancreático, necrosis purulenta e infección generalizada que afectó también al hígado y al sistema nervioso periférico.

La situación se tornó crítica, requiriendo múltiples intervenciones quirúrgicas y su ingreso en cuidados intensivos. Como consecuencia del daño nervioso, Artyom desarrolló una polineuropatía que comprometió sus extremidades inferiores, dejándole sin capacidad para caminar.

Actualmente permanece hospitalizado en San Petersburgo, donde ha iniciado un complejo proceso de rehabilitación. Los médicos estiman que, en el mejor de los casos, podría tardar entre seis meses y un año en recuperar parcialmente la movilidad, aunque el pronóstico sigue siendo incierto debido a la gravedad de las lesiones.

Este caso ha encendido las alarmas entre profesionales de la salud, que advierten sobre los riesgos del consumo abusivo de bebidas energéticas, especialmente cuando se combinan con hábitos poco saludables como el ayuno prolongado y la falta de sueño. Los expertos señalan que, además de los efectos inmediatos como taquicardia o insomnio, el uso constante de estimulantes puede provocar daños severos en órganos vitales como el páncreas, el hígado, los riñones y el sistema nervioso.

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