El uso constante de dispositivos digitales se ha convertido en un hábito cotidiano para la mayoría de las personas. Sin embargo, investigadores han comenzado a estudiar un fenómeno conocido como “cerebro de palomitas”, un estado de hiperactividad mental provocado por el exceso de estímulos digitales. Este concepto fue introducido en 2011 por David Levy, investigador de la Universidad de Washington, quien comparó el funcionamiento cerebral en este estado con granos de maíz estallando: pensamientos que surgen en rápida sucesión, sin tiempo para organizarse.
La psicóloga Dannielle Haig explica que este comportamiento está relacionado con el ciclo de recompensa de la dopamina. Plataformas como TikTok, Instagram Reels o YouTube Shorts alimentan este ciclo ofreciendo estímulos personalizados que mantienen al usuario enganchado a la búsqueda constante de novedades. Aunque no hay daños físicos al cerebro, sí se altera la manera en que procesa la información, favoreciendo los estímulos rápidos y reduciendo la capacidad para mantener la atención en tareas prolongadas.
Jennifer Wolkin, también psicóloga, advierte sobre los síntomas de esta sobreestimulación: dificultad para concentrarse, necesidad de cambiar constantemente de tarea, apatía, fatiga mental e incapacidad para completar actividades. Estos signos son cada vez más comunes, especialmente entre los usuarios frecuentes de redes sociales.
Un metaanálisis reciente basado en datos de más de 98.000 participantes de 71 estudios confirma que el consumo excesivo de vídeos cortos está vinculado con una disminución en la capacidad de atención, así como un aumento de la ansiedad, el estrés y la sensación de soledad.
Para contrarrestar estos efectos, los expertos recomiendan limitar el tiempo frente a las pantallas, hacer pausas regulares y practicar técnicas de atención plena, como la técnica Pomodoro. Además, mantener una rutina estructurada con momentos definidos para el descanso y la concentración puede ayudar a restaurar el equilibrio mental.


