Kyle Kennedy, un joven de 23 años de Liverpool, Reino Unido, fue diagnosticado con un linfoma difuso de células B en estadio 4, un tipo de cáncer agresivo que afecta a los glóbulos blancos. Inicialmente, sus síntomas —dolor e hinchazón en el cuello y sudores nocturnos— fueron confundidos con una simple inflamación de las glándulas. Los médicos le recomendaron paracetamol y reposo.
Con el paso de los días, su estado empeoró hasta que despertó con el rostro completamente hinchado. A pesar de sentirse mal, intentó seguir trabajando, pero su jefe le instó a buscar atención médica urgente. Tras una tomografía de emergencia en el Royal Hospital Liverpool, se descubrió un tumor en el pecho que se había diseminado al intestino y las amígdalas.
El diagnóstico definitivo llegó dos semanas después: un linfoma en fase avanzada. Su hermana, Kelsey Thomas, expresó el impacto emocional que ha supuesto para la familia: “Es devastador… ha sido una montaña rusa emocional”. Kelsey, que ayudó a criarlo, destacó que Kyle siempre fue muy activo físicamente y no presentaba síntomas respiratorios pese al tumor en el pecho.
Actualmente, Kyle se encuentra en tratamiento con quimioterapia en el Clatterbridge Cancer Centre. Ya ha completado dos sesiones de un total de seis meses. Según su hermana, aunque la primera sesión fue especialmente dura, Kyle se está mostrando fuerte y decidido a luchar contra la enfermedad.
Familiares y amigos han organizado una campaña de recaudación de fondos y una carrera benéfica que se celebrará el 30 de noviembre, con el objetivo de apoyar el tratamiento y aumentar la conciencia sobre el linfoma en jóvenes. La comunidad espera conseguir la mayor cantidad posible de donaciones para ayudarle. La campaña está activa en línea y busca también visibilizar la importancia de un diagnóstico temprano.


