Mathew Duggan, un australiano de 36 años y padre de una niña de tres, fue diagnosticado con un cáncer colorrectal avanzado tras ignorar durante semanas síntomas que atribuyó erróneamente a una intoxicación alimentaria. Los primeros indicios surgieron en febrero de 2024, cuando comenzó a experimentar diarrea persistente y alteraciones intestinales. A pesar de la aparición de sangre en las heces y dolores abdominales, los médicos inicialmente minimizaron la situación debido a su edad, atribuyéndolo a hemorroides o pólipos.
El diagnóstico definitivo llegó tras una colonoscopia, revelando un tumor de 10 centímetros en el intestino. Mathew, sin antecedentes familiares de la enfermedad y con un estilo de vida saludable, quedó devastado. Fue sometido a una cirugía para extirpar parte del intestino y a seis meses de quimioterapia intensiva. Durante el tratamiento, sufrió neuropatía severa en los pies, describiéndola como la peor experiencia dolorosa de su vida.
Decidió mantener en secreto su condición, compartiéndola solo con su esposa y padres, para evitar que su entorno cambiara su trato hacia él. Su hija pequeña no fue expuesta al proceso médico, con el objetivo de protegerla emocionalmente. Actualmente, Mathew se encuentra en recuperación, aunque las secuelas físicas persisten. La quimioterapia ha terminado, pero el dolor en los pies continúa como un recordatorio constante de lo vivido.
Mathew ahora promueve la conciencia sobre la importancia de no ignorar señales del cuerpo y buscar atención médica temprana. “Tu cuerpo avisa cuando algo va mal. No esperes. Y no dejes que te digan que eres demasiado joven para tener cáncer”, advirtió. Su testimonio subraya la necesidad de una mayor atención médica incluso en pacientes jóvenes y aparentemente sanos.