Alyssa Carson, de 23 años, dedica su vida a un objetivo ambicioso: participar en la primera misión humana al planeta Marte. La joven estadounidense comenzó su preparación en la infancia y hoy acumula entrenamientos avanzados en programas vinculados a la NASA y al proyecto Possum (Polar Suborbital Science in the Upper Mesosphere).
Su interés por el espacio surgió muy pronto, a los 3 años, cuando vio un episodio de la serie de animación The Backyardigans en el que los personajes viajaban a Marte. Desde entonces, empezó a estudiar astronomía, coleccionar mapas del planeta rojo y observar el cielo con telescopios. A los 7 años, participó por primera vez en un Campamento Espacial en Huntsville, Alabama, experiencia que repetiría otras 17 veces. Con 12 años, se convirtió en la primera persona en asistir a los tres campamentos espaciales de la NASA en distintos países: Estados Unidos, Canadá y Turquía.
Con el paso de los años, Alyssa acumuló experiencias que reforzaron su meta. Ha participado en debates junto a astronautas y especialistas sobre los retos de una misión tripulada a Marte y ha obtenido certificaciones que la habilitan para vuelos suborbitales. Sus entrenamientos incluyeron simulaciones de microgravedad, descompresión, buceo y técnicas de supervivencia en entornos acuáticos.
Según Alyssa, el cronograma de una futura misión contempla unos seis meses de viaje hasta Marte, un año de estancia en su superficie y otros nueve meses para el regreso. “Mientras estén allí, los astronautas intentarán adaptarse a las condiciones de vida en Marte, realizar investigaciones científicas y descubrir todo lo posible sobre el planeta”, explicó en una conferencia.
Consciente de los riesgos, ya ha manifestado que retrasará sus planes personales hasta cumplir la misión. “La idea de tener una familia es algo que la NASA quiere que considere solo cuando regrese de Marte. Es una misión peligrosa. Tener a alguien querido en la Tierra es una distracción”, declaró en una entrevista a Teen Vogue.
Además de su formación, Alyssa escribió el libro Astronaut y fundó la Blueberry Foundation, que ofrece becas a jóvenes interesados en carreras relacionadas con la exploración espacial. Aunque todavía no se ha confirmado oficialmente ninguna misión humana a Marte, ella sigue siendo uno de los símbolos de la llamada “generación Marte”, que sueña con hacer realidad el siguiente gran paso de la exploración espacial.