Un vídeo publicado por la organización OceanX ha vuelto a captar la atención de millones de internautas tras viralizarse en redes sociales. La grabación, originalmente difundida en 2019, muestra un hecho sin precedentes: un equipo de científicos logró colocar una etiqueta satelital en un tiburón de seis branquias (Hexanchus griseus), conocido como tiburón-boca-grande, directamente desde el interior de un submarino.
Este tiburón, considerado un “fósil viviente” por su antigüedad evolutiva, habita en regiones abisales y es un depredador dominante en su ecosistema. La expedición, liderada por el Dr. Dean Grubbs, permitió observar al animal en su entorno natural, destacando su imponente tamaño, fuerza y comportamiento alimentario en el lecho marino.
Sin embargo, lo que realmente capturó la atención del público no fue solo el éxito científico, sino un detalle inquietante: el momento en que el tiburón se aproxima al submarino, gira la cabeza hacia la cámara y abre un ojo. La imagen revela una iris azul profunda y una pupila que muchos describieron como “casi humana”. Este gesto provocó una oleada de reacciones en redes sociales, donde usuarios expresaron desde fascinación hasta escalofríos, describiendo el momento como hipnótico y perturbador.
Algunos internautas bromearon diciendo que el tiburón parecía molesto por los “faros altos” del submarino, mientras que otros reflexionaron sobre la inteligencia ancestral que parecía emanar de su mirada. También surgieron debates sobre la biología del animal, sugiriendo que podría utilizar la vista solo en momentos específicos y confiar principalmente en otros sentidos para orientarse en la oscuridad extrema del océano profundo.
El vídeo ha sido calificado como un hito tanto por su valor científico como por la conexión emocional que generó entre los espectadores y una criatura tan enigmática. La mirada del tiburón se ha convertido en un símbolo del misterio que aún envuelve las profundidades marinas y sus habitantes más antiguos.
