Marlon Kiser, condenado por el asesinato del agente de policía Donald Bond en 2003, lleva más de una década intentando anular su condena. Kiser siempre ha mantenido que fue inculpado por su antiguo compañero de piso, Mike Chattin, y ha buscado pruebas que respalden su inocencia. Sin embargo, sus intentos de probar pruebas no identificadas acabaron complicando aún más su situación.
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Durante la investigación original, no se encontraron rastros de Kiser, como huellas dactilares o ADN, en la escena del crimen. Sin embargo, en marzo de este año, los abogados de Kiser solicitaron un nuevo análisis de las huellas dactilares no identificadas, incluida una encontrada en el coche patrulla de Bond. Un nuevo análisis reveló que la huella encontrada pertenecía a Kiser.
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Este descubrimiento supone un duro revés para Kiser, ya que ahora existe un vínculo directo entre él y la escena del crimen. Hasta entonces, los fiscales habían afirmado que había manipulado el equipo de Bond. Sin embargo, ésta es la primera prueba concreta que sitúa a Kiser en la escena del crimen, lo que debilita sus alegaciones de inocencia.


