Mark Warren, un jubilado y exinspector de incendios del estado de Alaska, ha sido protagonista de un insólito suceso tras recibir una motocicleta rusa Ural como obsequio personal del presidente Vladimir Putin. Valorada en aproximadamente 20.200 euros (22.000 dólares), la moto fue enviada tras una entrevista casual que Warren ofreció a un equipo de televisión ruso mientras conducía su propia Ural por las calles de Anchorage.
Durante la conversación, Warren mencionó las dificultades que enfrentaba para conseguir piezas de repuesto para su moto en Estados Unidos. Sus comentarios, aparentemente inocentes, se viralizaron en Rusia, donde su imagen como estadounidense admirador de una marca rusa generó simpatía. Días después, recibió una llamada del periodista que lo había entrevistado, informándole que Putin había decidido regalarle una nueva Ural Gear-Up, un modelo con sidecar fabricado recientemente en Kazajistán.
Warren, inicialmente escéptico, solo creyó la historia cuando recibió documentación oficial de la embajada rusa en EE.UU. confirmando la donación. La entrega se realizó en un hotel local con representantes diplomáticos rusos, quienes documentaron el evento con fotografías y entrevistas.
A pesar de mostrarse agradecido, Warren expresó su inquietud por la posible interpretación política del gesto. Subrayó que no desea verse envuelto en controversias ni ser asociado con agendas políticas por haber aceptado la moto. El vehículo, de color verde oliva, fue fabricado el 12 de agosto y entregado en perfecto estado.
El jubilado calificó la experiencia como “bizarra” y confesó no entender por qué fue seleccionado para recibir tal atención. El caso ha generado curiosidad internacional y pone de relieve cómo un gesto aparentemente simbólico puede adquirir dimensiones políticas y mediáticas inesperadas.
