En 2018, Wang Fuman, un niño de ocho años de la provincia rural de Yunnan, recorrió a pie unos cuatro kilómetros en temperaturas de hasta -9 ºC para llegar a su colegio y realizar un examen.
Al llegar, sus cabellos, cejas y manos estaban completamente congelados, sin guantes que le protegieran del helador viento. Wang vive en una casa de barro junto a su abuela y su hermana, mientras su padre trabaja lejos y su madre les abandonó.
Las desgarradoras imágenes del pequeño con la ropa húmeda y las manos agrietadas se viralizaron en las redes sociales chinas, emocionando a millones de personas y recabando donaciones por valor de aproximadamente 418.500 € para modernizar su escuela y prestar ayuda a otros niños en situación parecida.
Particulares y autoridades locales de Yunnan organizaron campañas para enviar ropa de abrigo, recursos y apoyo a Wang y a sus compañeros. “Wang camina cada día una hora y media a nueve grados bajo cero; es un ejemplo de determinación”, declaró el director del centro.


