Una historia conmovedora y sin precedentes ha marcado un antes y un después en la medicina reproductiva. Kirsty Bryant, una mujer australiana, logró dar a luz tras recibir un trasplante de útero de su propia madre, Michelle. Este extraordinario caso se ha convertido en el primer trasplante de útero exitoso en Australia y un símbolo de esperanza para miles de mujeres en todo el mundo.
Kirsty perdió su útero a los 28 años debido a una hemorragia severa durante el parto de su primera hija, Violet. El diagnóstico fue devastador: no podría volver a quedarse embarazada. Sin embargo, su madre, entonces con 56 años, decidió donar su propio útero para que su hija pudiera cumplir el sueño de ampliar su familia. La decisión emocionó a médicos y familiares, y dio pie a una de las intervenciones más complejas jamás realizadas en el país en el ámbito de los trasplantes reproductivos.
La cirugía, que tuvo lugar a principios de 2023 en el Royal Hospital for Women, duró aproximadamente 15 horas y fue llevada a cabo por un equipo de especialistas internacionales. A pesar de algunas complicaciones postoperatorias, el procedimiento fue considerado un éxito. Poco más de un mes después, Kirsty comenzó a menstruar nuevamente, y tres meses más tarde se le transfirió un embrión.
En diciembre de 2023 nació Henry, el primer bebé australiano gestado en un útero trasplantado, y simbólicamente, en el mismo órgano que había dado vida a su madre décadas antes. Este nacimiento no solo representa un avance científico sin precedentes, sino también un testimonio de amor, resiliencia y de los nuevos horizontes que la medicina moderna abre para la fertilidad femenina.


