
Lula da Silva y Nicolás Maduro en medio de crecientes tensiones por la presencia militar estadounidense en el Caribe. (Foto: Instagram)
Durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador brasileño Sérgio Danese expresó la oposición de Brasil a la creciente presencia militar de Estados Unidos en el Caribe y al bloqueo naval impuesto a Venezuela. Según Danese, estas acciones constituyen una violación directa de la Carta de las Naciones Unidas y deben cesar de inmediato y sin condiciones. El diplomático subrayó que Brasil defiende el multilateralismo, la solución pacífica de controversias y el respeto al derecho internacional, rechazando el uso o la amenaza del uso de la fuerza como medio de presión.
La reunión fue convocada a solicitud del gobierno venezolano en respuesta al endurecimiento de la postura de la administración de Donald Trump, que mantiene desde hace cuatro meses una fuerte presencia militar frente a las costas venezolanas, bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Sin embargo, Caracas considera que se trata de un intento de cambio de régimen. La tensión aumentó aún más cuando Trump anunció un bloqueo total a los buques petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, lo cual ha incluido la incautación de embarcaciones como el petrolero Skipper.
El embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, defendió las sanciones, asegurando que impedirán que el presidente Nicolás Maduro acceda a recursos financieros que, según Washington, sostienen su “reivindicación fraudulenta del poder” y actividades ilegales.
Rusia también se pronunció, advirtiendo a Estados Unidos sobre el riesgo de cometer un “error fatal” con consecuencias imprevisibles para el orden internacional. Por su parte, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva calificó la intervención militar como una “catástrofe humanitaria” y reiteró que Brasil está dispuesto a mediar en un diálogo genuino entre las partes, siempre que exista consentimiento mutuo.
Esta crisis diplomática se desarrolla en un contexto de creciente polarización internacional sobre la situación venezolana, con implicaciones geopolíticas y económicas significativas para la región. La presión de Washington sobre Caracas continúa intensificándose, mientras actores como Brasil intentan promover soluciones diplomáticas.


