Uno de los episodios más impactantes de la aviación reciente ha vuelto a captar la atención pública tras circular nuevamente en redes sociales. Se trata del trágico caso de Ye Meng, una joven que sobrevivió a un accidente aéreo solo para perder la vida minutos después, atropellada por un vehículo de emergencia.
El accidente ocurrió en 2008, durante el aterrizaje del vuelo 214 de Asiana Airlines en el aeropuerto de San Francisco, Estados Unidos. La aeronave perdió el control al aproximarse a la pista, impactó contra el suelo y se partió, provocando un incendio y dejando decenas de heridos. A pesar de la gravedad del siniestro, Ye Meng logró salir con vida de los restos del avión.
Según las investigaciones oficiales, la joven fue expulsada del avión durante el impacto y permaneció con vida tras la caída. Sin embargo, en medio del caos, la baja visibilidad y la urgencia de la operación de rescate, un camión del cuerpo de bomberos la atropelló accidentalmente. El informe forense confirmó que su fallecimiento fue causado por múltiples heridas compatibles con el atropello, y no por el accidente aéreo en sí.
El caso generó una ola de conmoción internacional y desencadenó un debate sobre las fallas en los protocolos de emergencia en situaciones de catástrofe aérea. Expertos en seguridad exigieron mejoras en los procedimientos de identificación de víctimas y supervivientes, especialmente en escenarios con visibilidad reducida o riesgo elevado.
El Departamento de Bomberos de San Francisco ofreció disculpas públicas a la familia de Ye Meng y reconoció el error como una falla trágica en su actuación. La historia de esta joven se ha convertido en un recordatorio doloroso de la fragilidad humana y de la importancia de cada detalle en las operaciones de emergencia, donde un solo descuido puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.


