Crystal Portsmouth, una mujer británica de 50 años, madre de cinco hijos y trabajadora social, vivió durante años con síntomas debilitantes como dolor intenso, fatiga extrema y sangrados abundantes. A pesar de sus constantes visitas médicas, sus síntomas fueron erróneamente atribuidos a la perimenopausia y a miomas uterinos, condiciones comunes en mujeres de su edad.
Durante años, Crystal sufrió menstruaciones dolorosas, anemia crónica y un agotamiento que afectaba su vida diaria. Los médicos le prescribieron suplementos de hierro y el uso del dispositivo intrauterino Mirena. Sin embargo, su estado empeoró, con infecciones urinarias frecuentes y hemorragias persistentes. A pesar de estos signos, los profesionales de salud no profundizaron en el diagnóstico y optaron por tratamientos hormonales superficiales.
En 2016, vivió un episodio traumático en un supermercado debido a un sangrado repentino. Aun así, los médicos insistieron en tratamientos sintomáticos sin investigar más a fondo. No fue hasta abril de 2023, cuando se desmayó en el trabajo, que se le realizaron pruebas más exhaustivas, incluyendo una biopsia de médula ósea. Finalmente, en julio de 2024, recibió el diagnóstico de mieloma múltiple, un tipo de cáncer en la sangre que no tiene cura, pero puede controlarse.
Desde entonces, ha pasado por quimioterapia y un trasplante de células madre, y actualmente se encuentra en remisión. Al revisar su historial médico, Crystal descubrió que los indicios de la enfermedad estuvieron presentes durante años, como infecciones recurrentes, fatiga, anemia y problemas dermatológicos. Reconoce que al principio negó la posibilidad de cáncer, ya que siempre le aseguraron que sus síntomas eran hormonales.
Ahora, colabora con la organización Myeloma UK para concienciar sobre la importancia del diagnóstico temprano del mieloma múltiple. “Escucha a tu cuerpo y no dejes de buscar respuestas cuando algo no te parece normal”, afirma Crystal, quien espera que su historia sirva de advertencia a otras mujeres.


