La vida de la familia Dunion, en el Reino Unido, dio un giro trágico en noviembre cuando su hija menor, Sienna, de solo 4 años, colapsó repentinamente y fue ingresada en la UCI de un hospital en Nottingham. Desde entonces, permanece en coma. El padre, Gary Dunion, confesó sentirse culpable por no haber vacunado a su hija contra la gripe, decisión que tomó influenciado por desinformación sobre las vacunas durante la pandemia de Covid-19.
Sienna fue diagnosticada con encefalitis necrosante aguda (ENA), una condición neurológica extremadamente rara, generalmente asociada a infecciones virales como la gripe. Esta enfermedad desencadena una reacción inmune que ataca el propio cerebro, provocando daños cerebrales severos. Además, la niña sufrió complicaciones abdominales graves, incluyendo una fuga intestinal y altos niveles de lactato en sangre, lo que obligó a los médicos a extirparle el 60% del intestino en una cirugía de emergencia. Posteriormente, se le realizó otra intervención por acumulación de aire en la cavidad abdominal.
El pronóstico de Sienna es incierto. Los médicos advierten que, incluso si despierta, podría no volver a caminar, hablar ni alimentarse por sí misma. Su familia ha iniciado una campaña de recaudación de fondos para afrontar los elevados costes de rehabilitación, estimados en 8.000 libras semanales (aproximadamente 9.400 euros).
Gary y su esposa Angelina también son padres de Adriana, de 7 años, quien tampoco fue vacunada. La familia había planeado actividades navideñas días antes del colapso de Sienna, quien se encontraba aparentemente sana, jugando con normalidad.
El caso ha generado una fuerte repercusión en redes sociales, donde el padre ha expresado su arrepentimiento y ha hecho un llamado a otros padres para que vacunen a sus hijos. La historia de Sienna subraya los riesgos de la desinformación y la importancia de la inmunización infantil como medida preventiva ante enfermedades potencialmente mortales.
