Imagen de una embarcación en el océano Pacífico antes de ser alcanzada durante una operación militar de EE. UU. (Foto: Instagram)
El pasado lunes 15 de diciembre, las fuerzas armadas de los Estados Unidos llevaron a cabo un bombardeo contra tres embarcaciones en aguas internacionales del océano Pacífico, cerca de América Central. La operación fue ejecutada por la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear bajo la dirección del secretario de Defensa, Pete Hegseth, y resultó en la muerte de ocho personas, todas identificadas como presuntos narcoterroristas.
Según el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), los ataques se dirigieron contra embarcaciones operadas por organizaciones terroristas designadas, que transitaban por rutas de narcotráfico conocidas en el Pacífico Oriental. La inteligencia militar habría confirmado que estas embarcaciones estaban involucradas en actividades de tráfico de drogas. En concreto, tres personas murieron en la primera embarcación, dos en la segunda y tres en la tercera.
Hasta el momento, el gobierno del presidente Donald Trump no ha presentado pruebas que vinculen directamente a los fallecidos con el narcotráfico, una situación que recuerda a intervenciones anteriores en la región con justificaciones similares.
La acción forma parte de una campaña militar más amplia que ha resultado en al menos 26 embarcaciones bombardeadas por Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico en los últimos meses. Washington sostiene que estas operaciones buscan desmantelar redes de narcotráfico que intentan introducir drogas en territorio estadounidense.
Sin embargo, estas acciones han generado tensiones diplomáticas, especialmente con Venezuela. Durante la operación, el presidente Trump lanzó duras críticas contra los mandatarios de Colombia y Venezuela. En particular, Nicolás Maduro ha sido señalado por Washington como líder del cartel de Los Soles, recientemente clasificado por EE. UU. como organización terrorista internacional.
La operación ha reavivado el debate sobre la legalidad y legitimidad de los ataques estadounidenses en aguas internacionales, así como sobre la falta de transparencia en la presentación de pruebas que justifiquen estas acciones militares.
