Lo que parecía ser un trabajo más como cuidadora de mascotas se convirtió en una pesadilla para Jacqueline Durand, una joven de 22 años que fue brutalmente atacada por dos perros en Texas, Estados Unidos. El incidente ocurrió el 23 de diciembre de 2021, en la víspera de su cumpleaños, cuando Jacqueline ingresó a la casa de los propietarios de los animales, un matrimonio que la había contratado para cuidar a sus mascotas.
Los perros —una mezcla de pastor alemán y otra de pit bull con bóxer— estaban sueltos dentro de la vivienda y reaccionaron de forma violenta apenas la joven cruzó la puerta. Fue arrastrada desde la entrada hasta la sala, donde sufrió más de 800 mordidas por todo el cuerpo. El ataque fue tan feroz que los animales le arrancaron partes del rostro, incluyendo orejas, nariz, labios y gran parte de la cara por debajo de los ojos. Los médicos calificaron la situación como una “catástrofe facial”, ya que Jacqueline perdió aproximadamente el 30% de su volumen sanguíneo.
La joven fue sometida a múltiples cirugías de emergencia, estuvo en coma inducido y actualmente depende de intervenciones reconstructivas continuas y fisioterapia. A pesar del dolor físico y emocional, Jacqueline ha declarado públicamente su voluntad de sobrevivir y utiliza su experiencia como una advertencia sobre los peligros de confiar ciegamente en animales, incluso cuando parecen ser dóciles.
El caso ha derivado en una demanda judicial contra los propietarios de los perros, acusados de negligencia grave por permitir que animales con antecedentes agresivos permanecieran sueltos y por no garantizar condiciones seguras para la cuidadora. Además de exigir compensaciones económicas por los daños sufridos, la demanda busca establecer responsabilidades legales claras.
Más allá del escándalo, la tragedia ha reavivado el debate sobre la tenencia responsable de animales y la seguridad de quienes trabajan en su cuidado. Aunque Jacqueline ha sobrevivido, las secuelas físicas y emocionales son profundas, dejando un mensaje claro: el amor por los animales no siempre basta para proteger del peligro.


