Maddie McGivern, una joven estadounidense, vivió una experiencia surrealista tras una noche tranquila en un bar con amigas. Al revisar su cuenta bancaria a la mañana siguiente, descubrió un saldo negativo de casi 50.000 millones de dólares, lo que equivale a aproximadamente 47.000 millones de euros. La cifra, completamente absurda, causó un gran revuelo en redes sociales, donde la historia rápidamente se volvió viral.
En un primer momento, Maddie pensó que se trataba de una broma. Sin embargo, la desesperación no tardó en llegar al ver en la pantalla de su aplicación bancaria el mensaje “-49.999.999.697,98 dólares”. Afortunadamente, una segunda cuenta asociada mostraba un saldo normal, lo que indicaba que podía tratarse de un error.
Desconcertada y rodeada de amigos igualmente incrédulos, Maddie contactó con su banco. La respuesta fue rápida y tranquilizadora: se trataba de un error técnico temporal que había afectado a varias cuentas durante el fin de semana. La entidad financiera aseguró que el problema ya había sido corregido y que los saldos habían sido restaurados a su estado normal.
Maddie relató que, durante unos minutos, pensó que tendría que trabajar “diez vidas” para pagar semejante deuda. Tras la resolución del incidente, decidió compartir su experiencia en redes sociales, donde el episodio se convirtió en un fenómeno viral con tintes humorísticos.
El caso, aunque anecdótico, ha servido como recordatorio de que incluso las operaciones bancarias más simples pueden verse afectadas por fallos tecnológicos. Expertos advierten que, aunque poco comunes, estos errores demuestran que nadie está completamente a salvo de los bugs informáticos, especialmente tras actualizaciones o cambios en los sistemas bancarios.
En definitiva, la historia de Maddie McGivern es un ejemplo de cómo, en el mundo digital actual, lo impensable puede volverse realidad… aunque solo sea por unos minutos.


