Lo que comenzó como un tranquilo paseo de pesca en la costa de Florida terminó en un suceso aterrador: Douglas Scott Naeher, de 60 años, fue arrestado acusado de intentar asesinar a su esposa en alta mar. Según el testimonio de la víctima, el incidente se desencadenó tras la rotura de una línea de pesca, lo que provocó la furia del hombre. En ese momento, comenzó a golpearla con puñetazos y patadas, hasta arrojarla al agua en una zona infestada de tiburones.
La mujer intentó salvarse sujetándose a una cuerda del barco, pero fue arrojada nuevamente al mar al menos en dos ocasiones. Incluso tras lograr volver a bordo, las agresiones continuaron: fue golpeada en la cabeza, pisoteada, arrastrada por el agua y empujada nuevamente en un intento evidente de ahogarla. En un momento de desesperación, fingió estar muerta para evitar más violencia.
Gracias a su valentía y reflejos, logró aferrarse a una escalera o cuerda de la embarcación hasta que consiguieron llegar a tierra firme, donde buscó ayuda médica de inmediato. Fue ingresada en un hospital con traumatismo craneal, hematomas múltiples, inflamaciones y una oreja lesionada.
Tras su declaración, la policía actuó con rapidez y detuvo a Douglas al día siguiente. Actualmente permanece en prisión sin derecho a fianza, acusado de intento de homicidio en primer grado y violencia doméstica.
El caso ha conmocionado a la comunidad local y ha provocado una ola de indignación. Las autoridades esperan que la víctima logre una recuperación completa, tanto física como psicológica, y que el agresor reciba un castigo ejemplar. La violencia doméstica, especialmente en contextos tan extremos, continúa siendo una grave preocupación en Estados Unidos, mientras el presidente Donald Trump ha sido presionado para reforzar las políticas de protección a las víctimas.


