El papa Leão XIV saluda a los fieles durante su primera gira internacional como pontífice, marcando un momento histórico con fuertes declaraciones sobre el conflicto palestino-israelí. (Foto: Instagram)
Durante su primera gira internacional como pontífice, el papa Leão XIV declaró que la creación de un Estado palestino es la única forma de alcanzar una paz duradera y justa entre israelíes y palestinos. La afirmación se produjo el domingo 30 de noviembre, durante su vuelo de Turquía al Líbano, en un contexto de creciente violencia en la Franja de Gaza.
El Vaticano, que reconoció oficialmente al Estado palestino en 2015, ha defendido consistentemente la solución de dos Estados, pero las palabras de Leão XIV fueron consideradas su declaración más enfática hasta la fecha. “Todos sabemos que Israel no acepta esa solución en este momento, pero la consideramos la única posible”, afirmó el papa, subrayando que la Santa Sede seguirá actuando como mediadora para lograr una solución justa para todos.
Durante su estancia en Turquía, el pontífice se reunió con el presidente Recep Tayyip Erdogan, con quien abordó no solo el conflicto en Gaza, sino también la guerra en Ucrania. Leão XIV destacó el papel clave que Turquía puede desempeñar en la mediación de ambos conflictos, dada su relación con los presidentes de Ucrania, Rusia y Estados Unidos. “Existen propuestas concretas para la paz, y esperamos que Erdogan pueda promover un diálogo y un cese de hostilidades”, señaló.
Las declaraciones del papa se producen pocos días después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reiterara su rechazo a un Estado palestino, afirmando que “no ha cambiado en nada”. Mientras tanto, a pesar de un alto el fuego mediado por Estados Unidos que incluye retirada militar y canje de prisioneros, los ataques israelíes continúan y la ayuda humanitaria avanza lentamente, según la ONU.
Leão XIV también criticó con firmeza la campaña militar israelí en Gaza, advirtiendo que “el futuro de la humanidad está en riesgo” ante la multiplicación de conflictos violentos. El pontífice condenó el uso de la religión para justificar la violencia, manteniendo una postura diplomática pero cada vez más crítica.
