
La bandera italiana ondea frente al monumento a Víctor Manuel II durante una jornada de huelga nacional. (Foto: Instagram)
Los periodistas italianos iniciaron una huelga de 24 horas este viernes 28 de noviembre, en protesta por la falta de renovación del contrato colectivo de trabajo, vencido desde 2016. Durante este período, los principales medios de comunicación del país, tanto impresos como digitales, dejaron de actualizar sus contenidos. En sus portadas, se informa a los lectores sobre la paralización. El diario Il Post señaló que la decisión fue tomada en solidaridad con la profesión y no como una crítica a las empresas.
La huelga también afectó a la programación televisiva y radiofónica. La RAI, cadena pública italiana, redujo sus noticieros a tan solo 10 minutos y las emisiones de radio a 6 minutos. La cadena aclaró que retomaría la cobertura habitual solo en caso de desastres naturales o acontecimientos de gran impacto social.
El sindicato FNSI (Federación Nacional de la Prensa Italiana) denuncia que los salarios han perdido cerca del 20% de su poder adquisitivo en la última década debido a la inflación. También critica la creciente precarización laboral y la ausencia de regulación sobre el uso de inteligencia artificial en el periodismo.
La protesta recibió el respaldo de periodistas que acompañan al papa Leão XIV en su primer viaje internacional a Turquía, quienes informaron al pontífice sobre los motivos de la huelga.
La Federación Italiana de Editores de Periódicos (FIEG), que representa a los grandes grupos mediáticos, afirmó que también está interesada en renovar el contrato, pero acusa al sindicato de negarse a discutir una modernización del acuerdo, al que consideran obsoleto. Según la FIEG, se han realizado inversiones significativas en la calidad del empleo, a pesar del difícil contexto económico.
Además de los periodistas, otros sectores como transporte y educación también se sumaron a una huelga general en rechazo a la Ley de Presupuestos de 2026, actualmente en discusión en el Parlamento. Se produjeron cancelaciones y retrasos en trenes y vuelos, especialmente en ciudades como Milán, Roma y Nápoles.
En paralelo, se llevaron a cabo manifestaciones en apoyo al pueblo palestino en varias ciudades italianas, con la participación de figuras como Greta Thunberg y la relatora de la ONU Francesca Albanese.


