Emmett, un bebé estadounidense que nació con tan solo 22 semanas de gestación —casi cuatro meses antes de lo previsto— ha desafiado todas las probabilidades médicas al sobrevivir y recibir el alta hospitalaria tras 153 días de cuidados intensivos. Al momento de su nacimiento, los médicos le dieron únicamente un 10% de posibilidades de vida, ya que pesaba poco más de medio kilo y presentaba múltiples complicaciones asociadas a la prematuridad extrema.
Su madre, Tricia Santiago, compartió con la revista PEOPLE la dura pero inspiradora travesía de su hijo. Desde el primer momento, Emmett mostró una fuerza vital extraordinaria. Durante su estancia en el hospital, enfrentó desafíos como problemas respiratorios y otras complicaciones comunes en bebés prematuros. Sin embargo, cada pequeño avance —desde abrir los ojos hasta respirar sin ayuda mecánica— fue celebrado por su familia y el equipo médico.
La experiencia estuvo marcada por momentos de temor y desesperación, pero también por días llenos de esperanza. Tricia destacó el papel fundamental del equipo médico y el apoyo emocional recibido por parte de amigos y desconocidos. Ahora, Emmett se encuentra en casa con su familia, aún bajo observación médica, pero con un desarrollo favorable.
Tricia considera la recuperación de su hijo como “un milagro” y espera que su historia sirva de inspiración a otras familias que atraviesan situaciones similares. Además, hace un llamado a la concienciación sobre los avances en medicina neonatal y la necesidad de apoyar a las familias de bebés prematuros. “Cada día es una victoria”, afirma con emoción.
