Amanda Burritt ha compartido públicamente el angustioso momento en que se dio cuenta de que su hija Emma, aún un bebé, había perdido la visión. Según Amanda, la situación ocurrió de forma inesperada, sin señales previas que indicaran algún problema ocular en la pequeña. La madre notó algo extraño durante una actividad cotidiana, cuando Emma no respondió a estímulos visuales como solía hacerlo. Fue entonces cuando Amanda comprendió que algo no iba bien.
Tras someter a Emma a varios exámenes médicos, se confirmó que la niña había perdido la vista. Este diagnóstico supuso un fuerte impacto emocional para la familia, que hasta entonces creía que Emma estaba completamente sana. La noticia obligó a la familia a reorganizar su vida y adaptarse a una nueva realidad.
A pesar del duro golpe inicial, Amanda ha asumido con determinación el reto de proporcionar a su hija todo el apoyo necesario. Ha comenzado a compartir su experiencia en redes sociales, con el objetivo de concienciar sobre las discapacidades visuales en la infancia y crear una comunidad de apoyo para otras familias que atraviesan situaciones similares.
Amanda destaca que, aunque Emma no puede ver, sigue siendo una niña alegre, llena de energía y curiosidad. Su madre está convencida de que, con amor, inclusión y apoyo, Emma podrá disfrutar de una infancia plena y feliz.
La historia de Emma ha conmovido a miles de personas en internet. Las publicaciones de Amanda muestran momentos cotidianos de la familia, transmitiendo un mensaje de esperanza y superación. Su objetivo es inspirar a otros padres a afrontar desafíos con valentía y optimismo.


