Anthony Todt, de 50 años, fue arrestado en enero de 2020 tras el hallazgo de los cadáveres de su esposa Megan (42 años) y sus tres hijos, Aleksander (13), Tyler (11) y Zoe (4), en su vivienda en Celebration, una comunidad residencial en Florida impulsada por Disney. El crimen había ocurrido semanas antes, en diciembre de 2019, y Todt permaneció en la casa con los cuerpos hasta que las autoridades irrumpieron en el lugar.
La policía acudió a la residencia para ejecutar una orden de arresto por fraude en seguros médicos. Al ingresar, los agentes percibieron un fuerte olor y encontraron a Todt desorientado, alegando que su esposa solo estaba dormida. En el dormitorio principal hallaron los cuerpos de Megan, Aleksander y Tyler sobre la cama, mientras que Zoe yacía envuelta en una manta a los pies de su madre.
Según el informe forense del condado de Orange, Todt habría sedado a su familia con Benadryl antes de apuñalarlos y posiblemente asfixiarlos. El avanzado estado de descomposición dificultó la determinación precisa de las causas de muerte. Incluso el perro de la familia fue asesinado.
Inicialmente, Todt confesó los crímenes, justificando sus actos como un intento de “salvarlos del apocalipsis”. Posteriormente, intentó culpar a su esposa, afirmando que ella había envenenado a los niños con un pudin de Benadryl antes de suicidarse. No obstante, las autoridades determinaron que el móvil del crimen fueron las deudas económicas y el temor a ser encarcelado.
Documentos judiciales revelaron que Todt acumulaba más de 200.000 dólares (aproximadamente 185.000 euros) en deudas y era investigado por fraude desde 2019. Además, la familia había recibido una orden de desahucio por impago del alquiler en otra vivienda.
En 2022, un jurado lo declaró culpable de cuatro asesinatos con agravantes y de crueldad animal. El caso conmocionó a la opinión pública estadounidense y puso en evidencia los efectos devastadores de las presiones económicas y psicológicas.


