Kaitlin Saar, de 41 años, nacida en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, fue arrebatada de su madre biológica, Maria Paulina Gonzalez, al poco de nacer. Adoptada por una familia en Long Island, Estados Unidos, creció creyendo que su adopción había sido legal y consentida. Décadas más tarde, descubrió que formaba parte de una red de adopciones ilegales orquestada por el régimen chileno.
Maria Paulina nunca dejó de buscar a su hija. Con ayuda de un abogado de derechos humanos, localizó la partida de nacimiento de Kaitlin y recurrió a las redes sociales para intentar contactarla. Gracias a la organización sin ánimo de lucro Connecting Roots, dedicada a reunir familias separadas durante el régimen militar chileno, madre e hija lograron reencontrarse.
Una prueba de ADN realizada en la plataforma MyHeritage confirmó el vínculo biológico. El emotivo reencuentro tuvo lugar el 8 de octubre en Smithtown, Nueva York, donde Kaitlin reside actualmente. Durante la reunión, Maria Paulina también conoció a sus dos nietos, hijos de Kaitlin.
Kaitlin relató que supo de los llamados “bebés robados del Chile” ya en la edad adulta, durante un viaje al país sudamericano. Aunque temía enfrentarse a su pasado, finalmente enfrentó sus dudas y emociones. “Estoy muy feliz de que Paulina me haya encontrado. Nunca pensé que esto ocurriría en mi vida. Estoy emocionada por comenzar este nuevo capítulo”, expresó. Actualmente trabaja como profesora de artes y no guarda resentimientos hacia sus padres adoptivos, quienes creyeron estar ofreciéndole una vida mejor.
Tyler Graf, presidente de Connecting Roots, subrayó la urgencia de estos reencuentros, ya que muchas madres biológicas están envejeciendo o falleciendo. Destacó que tanto los hijos adoptados como las madres biológicas y las familias adoptivas son víctimas de este sistema fraudulento.
Este caso pone de manifiesto las heridas aún abiertas de una época oscura de la historia chilena y la importancia de la verdad y la reunificación familiar.
