Richard Lee Norris tenía 22 años cuando en 1997 un disparo accidental con una escopeta calibre 12 le destrozó gran parte del rostro en su casa en Virginia, Estados Unidos. Tras sobrevivir a la grave lesión, vivió más de 15 años en reclusión, ocultando su rostro bajo una máscara y evitando el contacto social debido al trauma físico y emocional.
En 2012, su historia dio la vuelta al mundo cuando fue sometido a un trasplante facial total en la Universidad de Maryland. La intervención, liderada por el doctor Eduardo Rodriguez, duró 36 horas e incluyó la reconstrucción de mandíbula, dientes, lengua, músculos y piel, convirtiéndose en una de las operaciones más complejas de la medicina moderna.
Más de una década después, Richard vuelve a aparecer en público como protagonista del libro The Two Faces of Richard, del fotoperiodista Coos Hamburger. La obra, disponible en Amazon, recopila imágenes inéditas y testimonios que documentan su proceso de transformación y recuperación. Según Hamburger, el proyecto nació tras conocer a Richard en 2011, mientras trabajaba en un reportaje sobre el centro de trauma de la universidad, justo antes del trasplante.
En el libro, Richard relata el impacto devastador del accidente: “El disparo de alta presión eliminó todo desde el centro de mis ojos hasta la parte inferior del mentón”. Describe años de aislamiento, vergüenza y pensamientos suicidas. “La mejor parte del día era cuando dormía y vivía en un mundo normal”, confesó.
Uno de los momentos más impactantes, según Hamburger, ocurrió cuando una niña se asustó al ver a Richard sin máscara en un hotel, lo que reforzó su decisión de someterse a la cirugía a pesar de los riesgos.
Tras el trasplante, Richard recuperó parcialmente la movilidad facial y la capacidad de hablar y masticar. Aunque sigue dependiendo de medicación para evitar el rechazo del injerto, ha logrado reconstruir su autoestima y ahora lleva una vida más reservada. A través del libro, espera inspirar a quienes enfrentan traumas similares, demostrando que es posible superar incluso las experiencias más devastadoras.


