Lo que parecía ser solo un pequeño bulto en el cuerpo de un niño de dos años terminó convirtiéndose en una lucha por la vida. En marzo de 2023, Hailey Robb, embarazada de ocho meses, notó junto a su marido, Austin, un pequeño “nudo” cerca de las costillas de su hijo Carter. El hallazgo, hecho por casualidad, cambió por completo la rutina de la familia, que vive en Tennessee (EE. UU.).
“Mi marido lo notó mientras le hacía cosquillas. Yo lo vi durante el baño. Ambos tuvimos la sensación de que algo no estaba bien”, contó Hailey a la revista People. Aunque el niño no mostraba otros síntomas, la pareja decidió acudir al médico.
La primera consulta, sin embargo, no aportó respuestas. El pediatra que examinó a Carter planteó la posibilidad de una inflamación abdominal y pidió una radiografía, que fue considerada “normal”. “El médico dijo que podíamos esperar hasta la próxima revisión, a menos que aparecieran fiebre o vómitos. Aquello no me pareció correcto. No iba a esperar un mes para saber qué era”, relató Hailey.
Insegura con el diagnóstico, decidió buscar una segunda opinión. Con el apoyo de su madre, que es enfermera, llevó al niño a urgencias al día siguiente. “Creemos que fue 100 % intuición y discernimiento de Dios. Sentimos que algo debía hacerse de inmediato”, explicó.
En el hospital, los análisis de sangre y las pruebas de imagen confirmaron la gravedad del caso. “El médico me pidió que me sentara, y en ese momento lo supe. Me dijo: ‘Su hijo tiene cáncer’. Me derrumbé”, recordó la madre.
En un principio, los médicos sospecharon un tumor de Wilms, el tipo más común de cáncer renal infantil. Carter fue operado para extirpar el riñón y el tumor, que medía nueve centímetros. Pero el examen patológico reveló un sarcoma de células claras del riñón, una forma agresiva de cáncer que ya se había propagado a un ganglio linfático. “Nos dijeron que era más grave de lo que imaginaban. Necesitaría quimioterapia y radioterapia”, contó.
Entre abril y octubre de 2023, Carter se sometió a nueve ciclos de quimioterapia, seis sesiones de radioterapia y múltiples transfusiones de sangre después de cada tratamiento. “Fueron meses durísimos. Era tan pequeño, pero tan fuerte. Pasamos muchas noches con miedo, pero él nunca se rindió”, dijo Hailey.
En noviembre llegó la noticia que la familia esperaba: Carter estaba libre de cáncer. “Lo único que pude hacer fue dar gracias a Dios. Agradecer a cada persona que nos ayudó”, expresó la madre.
Hoy, Carter tiene cuatro años, está en remisión y lleva una vida activa. “Quiero que otras madres sepan lo importante que es confiar en su intuición. Si hubiera esperado, quizás el desenlace habría sido distinto. Insiste, pregunta, lucha. Puedes salvar la vida de tu hijo”, concluyó Hailey.


