Un simple examen oftalmológico de rutina cambió drásticamente la vida de la familia Gibson, en Staffordshire, Inglaterra. George y Laura, padres de la pequeña Harper de dos años, buscaron atención médica al notar que uno de los ojos de su hija se volvía “perezoso”. Lo que esperaban fuera una simple necesidad de gafas terminó revelando una grave inflamación en el nervio óptico, lo que llevó a una rápida derivación al hospital.
Harper fue operada dos días después para extirpar un tumor cerebral de unos cuatro centímetros, en una intervención que duró nueve horas. El diagnóstico confirmó meduloblastoma, un cáncer infantil agresivo que afecta al cerebelo, zona del cerebro responsable del equilibrio y la coordinación.
La niña inició un tratamiento de seis ciclos de quimioterapia a finales de agosto. A pesar de los efectos secundarios como la caída del cabello y la pérdida de apetito, Harper conserva su energía y alegría, lo que inspira a sus padres a compartir su historia en redes sociales para concienciar y apoyar a otras familias en situaciones similares.
George y Laura expresan que hablar sobre la enfermedad les ayuda a sobrellevarla emocionalmente. “Nunca pensamos que nos pasaría a nosotros, pero cuando sucede, solo queda seguir adelante”, afirma George. Laura añade emocionada: “Siempre digo que ella va a cambiar el mundo con cada paso positivo que dé”.


