Ibrahim Yücel, un hombre originario de Kütahya, en Turquía, se volvió viral en 2013 tras adoptar una medida extrema para dejar de fumar: encerró su propia cabeza en una jaula metálica y entregó la llave a su esposa e hija. La decisión fue motivada por la muerte de su padre a causa de un cáncer de pulmón relacionado con el tabaquismo, lo que llevó a Yücel a buscar una solución drástica para no seguir el mismo camino.
Yücel había fumado desde los 16 años, consumiendo aproximadamente dos paquetes diarios durante más de 20 años. Para evitar recaídas, diseñó un casco de cobre similar a un casco de motocicleta, pero completamente cerrado con un candado. La estructura permitía solo pequeñas aberturas para beber agua o comer galletas.
La clave del dispositivo no estaba en su poder, sino bajo la custodia de su esposa e hija, quienes solo lo abrían en momentos necesarios, como durante las comidas. Según Yücel, esta era la única forma efectiva de resistir la tentación del tabaco.
El caso generó gran repercusión internacional y abrió un debate sobre los métodos extremos para combatir la adicción al tabaco. Aunque la historia fue ampliamente difundida en medios de todo el mundo, no existen registros oficiales que confirmen si Yücel logró abandonar el hábito de forma definitiva.
Su inusual estrategia ha sido objeto de análisis por parte de expertos en salud y psicología, quienes advierten sobre los riesgos de recurrir a métodos no convencionales sin supervisión médica. Aun así, la historia de Yücel sigue siendo un ejemplo llamativo del grado de desesperación al que pueden llegar algunas personas para superar una adicción.