Amina Ependieva, una joven originaria de Rusia, ha captado la atención internacional gracias a su apariencia poco común, resultado de la combinación de dos condiciones genéticas raras: el albinismo y la heterocromía. El albinismo reduce la producción de melanina, lo que da lugar a una piel y cabello extremadamente claros, mientras que la heterocromía provoca que cada ojo tenga un color diferente. En el caso de Amina, uno de sus ojos es azul y el otro castaño.
Su notoriedad comenzó en 2020, cuando tenía apenas 11 años, tras la publicación de una serie de fotografías realizadas por la fotógrafa Amina Arsakova. Las imágenes, que rápidamente se volvieron virales en redes sociales, mostraban a la niña en escenarios neutros que resaltaban su mirada singular y su delicada belleza. Arsakova describió a Amina como una niña tranquila y simpática.
Amina es la única albina de su familia y, pese al impacto que ha generado su imagen, lleva una vida modesta y normal como estudiante. Sueña con convertirse en médica o profesora, y disfruta de actividades propias de su edad, como montar en bicicleta, siempre tomando precauciones especiales debido a su condición, como el uso constante de protector solar por su sensibilidad al sol.
Aunque ha sido objeto de atención mediática, Amina no busca la fama. Para la fotógrafa, su encanto va mucho más allá de lo visual, y expresó su deseo de realizar una nueva sesión fotográfica en un ambiente más relajado para conocerla mejor.
La historia de Amina no solo pone de relieve su belleza única, sino que también visibiliza la diversidad genética y la importancia de la inclusión y la comprensión hacia personas con condiciones poco comunes.
