Un trágico tiroteo en la iglesia católica Annunciation en Minneapolis, Estados Unidos, dejó dos niños muertos y 21 personas heridas el pasado miércoles 28. Entre los heridos se encuentra Sophia Forchas, una niña de 12 años que permanece en estado crítico tras haber sido sometida a una cirugía de emergencia. El atacante, Robin Westman, de 23 años, disparó con un rifle, una escopeta y una pistola —todas adquiridas legalmente— desde el exterior del templo, antes de quitarse la vida.
Durante el ataque, Sophia asistía a misa junto a su hermano menor, quien resultó ileso. La menor fue trasladada de inmediato al hospital donde su madre trabaja como enfermera en la unidad de cuidados intensivos pediátricos. La madre descubrió que su hija era una de las víctimas al llegar a su turno de trabajo. La intervención quirúrgica implicó la remoción de parte del cráneo de Sophia para contener la inflamación cerebral. Según un comunicado autorizado por la familia y difundido por la diputada Ilhan Omar, podría ser necesaria la extracción de una porción aún mayor, lo que pone en duda la calidad de vida futura de la niña.
Otra víctima identificada es Lydia Kaiser, hija de un profesor del colegio administrado por la iglesia, quien también se encuentra en tratamiento intensivo. Según su familia, resultó herida al intentar proteger a un compañero durante el tiroteo, ocurrido en el primer día de misa del nuevo curso escolar.
La comunidad ha respondido con una ola de apoyo. Una campaña en GoFundMe para cubrir los gastos médicos de Sophia ha recaudado más de 700.000 dólares (aproximadamente 648.000 euros). En la página, Sophia es descrita como “una joven brillante y amable”.
Este nuevo episodio de violencia con armas de fuego ha reavivado el debate sobre la posesión legal de armas en Estados Unidos. El presidente Donald Trump aún no se ha pronunciado oficialmente sobre el incidente.