Aurora, una niña de tan solo un año nacida en Belo Horizonte, Brasil, superó una grave cardiomiopatía genética gracias a un trasplante de corazón realizado en julio de 2025. Su historia, marcada por hospitalizaciones, diagnósticos complejos y el uso de un corazón artificial, se ha convertido en símbolo de esperanza y en un llamado a la concienciación sobre la donación de órganos infantiles.
La pequeña nació en mayo de 2024 sin señales aparentes de enfermedad. Sin embargo, a los 9 meses presentó síntomas de malestar que inicialmente se confundieron con una infección urinaria. Poco después, su estado se agravó y fue ingresada en la UCI, donde los médicos detectaron que su corazón estaba agrandado y no bombeaba correctamente. Tras varias complicaciones y paradas cardíacas, se sospechó de una cardiomiopatía viral.
En abril de 2025, Aurora fue trasladada a un hospital especializado en São Paulo, donde pruebas genéticas confirmaron una mutación en el gen FLNC, relacionada con la cardiomiopatía dilatada, una condición extremadamente rara en bebés. En junio, su situación empeoró con arritmias graves, lo que obligó a conectarla a una máquina ECMO y posteriormente al Berlin Heart, un dispositivo de asistencia ventricular que mantuvo sus funciones vitales mientras esperaba un donante.
Después de 42 días, el 17 de julio, llegó la noticia del corazón compatible. La operación se realizó ese mismo día y la recuperación fue sorprendentemente rápida. Aurora comenzó a ganar peso, a alimentarse mejor y a interactuar con alegría. En agosto, recibió el alta médica y regresó a casa con su familia.
Su madre, Rochane Nayara, destacó la importancia de la donación de órganos, agradeciendo profundamente a la familia donante. “El corazón de un pequeño ángel late ahora en Aurora”, afirmó emocionada. La familia continúa promoviendo la causa de la donación infantil, recordando que incluso los más pequeños pueden salvar vidas.
